Virginidad: el mito que nos vendieron
Lo que no nos contaron sobre esa etiqueta absurda llamada virginidad.
La primera vez que escuché la palabra virginidad tenía 12 años. Sonaba como algo enorme. Algo sagrado. Algo que había que proteger casi como si fuera un tesoro que solo un príncipe azul merecía.
Crecimos con la idea de que la virginidad es una pérdida irreversible, algo que te cambia para siempre y que define cuánto vales. Que te hace menos si la pierdes “mal" o "tarde" y que te hace más si la "guardas" como un regalo.
Pero realmente, la virginidad, tal y como nos la han vendido, no existe. Es un concepto social, creado para controlar (en la gran mayoría) a las mujeres. Una construcción machista que pone el foco en el valor del cuerpo y no en el consentimiento, el deseo o la libertad.
El mito de la virginidad no es inocente. Durante siglos, se usó para controlar el cuerpo de las mujeres, medir su “pureza” y definir su valor. Hoy ese mismo discurso aparece disfrazado de “romanticismo” o “autocuidado”, pero sigue siendo el mismo control.
★ El peso de la culpa y el juicio
Muchas de nosotras crecimos sintiendo culpa: por “perderla” demasiado pronto, por "esperar demasiado", por no esperar a alguien "especial", por no esperar a formalizar una pareja, por no sentirnos listas, por no disfrutar.
Uno de vosotros me escribió: "Me sentí mal conmigo mismo por ser virgen siendo grande, y luego me di cuenta de que era tonto sentir presión". Una chica también comentó: "Siento culpa por haberlo hecho fuera de una relación".
El problema nunca ha sido cuándo o con quién. El problema siempre ha sido que vivimos en una sociedad obsesionada con nuestro cuerpo y con lo que deberíamos" hacer con él.
★ La presión de la primera vez perfecta
Nos contaron que la primera vez tenía que ser mágica, con velas, en una cama enorme y con alguien que nos ame. Pero la realidad suele ser torpe, rara, llena de risas incómodas, a veces dolorosa, y casi nunca como en una peli de Netflix.
Y no pasa nada. Porque el sexo no debería ser un rito de paso para validarnos, sino una experiencia de conexión y disfrute.
Yo también estuve años esperando a “la persona indicada”, creyendo que tenía que ser alguien especial, alguien que cumpliera con toda esa narrativa que nos vendieron.
Antes de mi primera vez, estuve con varios chicos, pero siempre paraba antes de llegar a ese punto. Me estaba “guardando” eso para el momento perfecto. Para la persona perfecta.
Al final, lo hice en un viaje con amigas a Madrid. Era una noche alocada, acababa de descubrir que no entraría en la carrera que quería, y pensé: ¿qué más da todo? Siempre esperando al momento perfecto… No me daba la gana. Esto no podía ser para tanto.
Conocí a un chico esa misma noche, nos caímos bien, me propuso hacerlo y le dije que sí. Él fue respetuoso, me preguntó varias veces si quería seguir, si estaba cómoda. Fue considerado en todo momento.
Y cuando todo terminó, fue como: ¿de verdad tanto rollo por esto?
No me arrepiento, porque en ese momento era lo que yo quería. Pero me di cuenta de que la conexión real, la intimidad de verdad, llegó mucho después, con alguien con quien compartía algo más profundo.
La verdad es que sigo pensando que todos los preliminares tienen mucha más gracia e intimidad que el acto en sí… pero eso ya lo hablaremos en otro artículo.
Con el tiempo entendí que no se trataba de un momento mágico o de cumplir una expectativa social, sino de escucharte a ti misma y decidir cuándo y con quién, sin presiones.
★ La otra cara: las primeras veces de los chicos
Siempre escribo en femenino porque la mayoría sois chicas, pero sé que también me sigue un porcentaje de chicos y me pedís que hable desde vuestro lado.
Una seguidora me contó que muchos chicos normalizan haber tenido sus primeras experiencias con mujeres mayores cuando eran menores, pero es una situación bastante violenta.
Lo más triste es que a ellos ni siquiera se les permite sentirlo como abuso: la sociedad les dice que deberían sentirse “afortunados” porque “los hombres siempre quieren”. Y no es así.
Hacerlo visible también es importante: la presión de cumplir un rol nos afecta a todos.
★ Tu cuerpo, tus reglas
Tener relaciones no debería ser una meta para madurar ni una obligación para encajar. Ni una carrera para llegar antes. Tampoco debería ser un sacrificio que entregas para gustar a alguien.
Una de vosotras me escribió: "Tengo 20 y soy virgen, pero no me siento mal por ello, solo me gustaría saber manejar la presión de la sociedad".
Ojalá ninguna de nosotras tuviera que sentir esa presión.
Si decides tener sexo, que sea porque quieres. Si no, también está bien.
Si aún no te has sentido lista, no pasa nada.
Si lo hiciste y no fue como esperabas, no pasa nada.
Si te arrepientes, no pasa nada.
Si lo disfrutaste y quieres repetir, no pasa nada.
★ ¿Cómo gestionar la presión social?
El problema no es ser “virgen” o no serlo. El problema es sentirte presionada a encajar en un molde que ni siquiera has elegido tú.
¿Sabes qué es lo único importante? Que lo hagas (o no lo hagas) cuando tú quieras. Que no lo hagas para “quitártelo de encima”, ni para demostrar nada, ni para retener a alguien, ni porque sientas que "ya toca".
La sexualidad no es un logro social. No es una carrera ni un checklist. Es una experiencia personal, única y solo tuya. Si todavía no has tenido tu primera vez, no pasa nada. No eres menos adulta, ni menos deseable, ni menos interesante.
★ La intimidad no se mide en primeras veces
Más que hablar de virginidad, deberíamos hablar de intimidad, conexión y consentimiento. De escuchar tu deseo. De disfrutar tu cuerpo. De construir experiencias que te sumen, no que te definan.
Al final, lo que queda no son las etiquetas ni los mitos, sino cómo nos sentimos con nosotras mismas y con quienes decidimos compartirnos.
Eso es lo que realmente importa. Y nadie más puede definirlo por ti.
En mi caso personal soy cristiana y entre esas convicción todavia no quiero tener relaciones sexuales, pero se esa presión sobre todo por ver como amigos de mi edad ya han tenido esas experiencias. Por eso me gusto mucho leer esto porque si es importante recordar que no estamos obligados a nada y menos por presión social, yo solo espero a esa persona con la cual tener una conexión real ya que para mi es mas que contacto fisico esa intimidad. Y por ultimo gracias por tus escritos son muy hermosos y da gusto leerlos <3
Que lindo, la verdad me sentí bien al leer esto, estoy en la etapa de pensar que todos han tenido sus primeras veces o teniendo intimidad, pero personalmente yo no lo veo como una necesidad, la verdad me encantaría una relación donde no haya intimidad, es que para mi intimidad tiene otro significado como agarrarse las manos, hablar de tu pasado, compartir con la familia de ambos, compartir momentos, por eso no eh querido tener novio porque pienso que cuando quiera y yo le explique del porque no quiero, me dejara, o yo sentiría vergüenza, lo voy a sincerar, el deseo si lo tengo, pero a la hora de querer, o imaginar teniendo sexo, me incomoda